Nací en Barranquilla, Colombia, entre el rumor del mar y la brisa cálida del Caribe. Desde pequeña sentí que las palabras eran algo más que sonidos: eran semillas. Con el tiempo descubrí que sembrarlas —a través de cuentos, reflexiones o versos— era una forma de cuidar el jardín invisible que habita en cada persona.
Escribo para niños y para adultos con alma despierta. Me inspiro en la naturaleza, en los silencios, en las preguntas que no siempre buscan respuesta. Creo profundamente en el poder de una historia bien contada: para sanar, para acompañar, para recordar quiénes somos.
Mis textos nacen desde la sensibilidad, el asombro y la búsqueda de sentido. Son hojas sueltas de un diario interior, compartidas con quien quiera leerlas como quien se sienta bajo un árbol a escuchar.
Cuando no estoy escribiendo, imagino. Observo. Camino entre letras y raíces.